Daniel 11:23-24
11:23
Volviendo a Roma, los senadores romanos ‘se aliaron’ constitucionalmente con Tiberio que en teoría dependía de ellos. Pero él los engañó, pues en la práctica se hizo “poderoso mediante una nación pequeña” la guardia pretoriana romana, acampada junto a las murallas de Roma. Su proximidad intimidó al Senado y permitió a Tiberio controlar cualquier brote de insurrección de la plebe. Por lo tanto, Tiberio mantuvo su poder merced a unos diez mil guardias.
11:24
“Durante un tiempo de seguridad* entrará en las regiones más ricas de la provincia y hará lo que no hicieron sus padres ni los padres de ellos. Repartirá el botín, los despojos y las riquezas entre ellos. También tramara planes malvados contra fortalezas, pero solo durante un tiempo”.
Tiberio fue suspicaz en extremo, y durante su mandato proliferaron las órdenes de ejecución. La última parte de su reinado se caracterizó por el terror, debido en buena medida a la influencia de Sejano, el jefe de la guardia pretoriana, quien con el tiempo también se hizo objeto de sospechas y fue ajusticiado. En cuanto a la tiranía a la que sometió al pueblo, Tiberio sobrepasó a sus antepasados.
Por lo demás, Tiberio repartió “botín, despojo y riquezas” por todas las provincias romanas. A su muerte, todos los pueblos subyugados disfrutaban de prosperidad. Los impuestos eran bajos, y Tiberio pudo ser generoso con las regiones que atravesaban tiempos difíciles. Los soldados u oficiales que oprimieran a cualquier persona o cometieran irregularidades en el desempeño de sus funciones podían esperar justicia y la venganza imperial.
El rígido ejercicio del poder mantuvo la seguridad ciudadana, y la expansión del sistema de comunicaciones promovió el comercio.
Tiberio se encargó de que los asuntos se administraran de manera imparcial y consecuente dentro y fuera de Roma. Las leyes se perfeccionaron, y los códigos social y ético mejoraron al impulsarse las reformas que César Augusto había instituido. Aun así, Tiberio ‘tramó sus tramas’, por lo que el historiador romano Tácito lo califica de hipócrita y de maestro en el arte de la simulación. Cuando falleció, en marzo del año 37, el pueblo veía en él a un tirano. Entre los sucesores de Tiberio que personificaron al rey del norte figuraron Cayo César (Calígula), Claudio I, Nerón, Vespasiano, Tito, Domiciano, Nerva, Trajano y Adriano.
“En su mayoría dice The New Enciclopedia Británica, los sucesores de Augusto continuaron la política administrativa y el programa de construcciones de este, si bien con menos innovaciones y más ostentación.” La misma obra de consulta señala, además: “Roma alcanzó su máximo esplendor y número de habitantes a finales del siglo I y principios del II”. Aunque durante ese período tuvo algunas dificultades en los territorios fronterizos del imperio, la situación radicalmente cambió en el siglo III.
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