Daniel 11:26 (Parte b)
11:26 (Parte b)
“Su ejército será arrasado* y muchos caerán muertos”
Categóricamente ahora la profecía asegura que las tropas romanas serán arrasadas, y muchos caerán muertos. ¿Pero quién es ese Rey del Sur?
¿Como identificarlo? ¿Según la historia, que pueblo arraso con las legiones Romanas, y se convirtió en el nuevo Rey del Sur?
La última referencia al rey del Sur fue en el versículo 15, y correspondió al Rey Tolomeo V del reino helenístico de Egipto. Este reino busco la protección de Roma frente al Rey del Norte Sirio Antíoco IV, más el poderío romano convirtió a ambos reyes, norte y sur en provincias romanas siglos antes de Cristo. Para el siglo 3 ninguno de estos 2 antiguos reinos representaba una amenaza para el Imperio Romano, ya que ambas continuaban como provincias romanas.
En resumen, según la historia ¿Quién arraso militarmente al Imperio Romano?
La historia narra que el siglo 3 estuvo marcado por las guerras entre Roma y las Tribus bárbaras Germánicas, en especial, los tervingios, o Godos. A pesar de sus esfuerzos, las Legiones Romanas no pudieron evitar que tomaran la región de los Balcanes y los territorios del noreste del Mediterráneo cediendo la mayor parte de Dacia en el 256, y abandonándola en 270-275, trasladando las colonias romanas del sur del Danubio hacia Mesía, observando impotente el avance de las poderosas tribus germánicas y convirtiendo el río Danubio en la frontera oriental del Imperio.
La preocupación por el poderío y valor de estas tribus germánicas, provoco el temor de que la misma Roma pudiera caer víctima de un ataque directo. En el año 324, el Emperador Constantino tras su triunfo sobre su Co-Emperador Licinio, y ante la vulnerabilidad de Roma, decidió trasladar la capital imperial a otra ubicación eligiendo otra ciudad de 7 colinas, la antigua Bizancio. Luego de embellecerla y reforzar sus ya buenas defensas naturales la refundo con el nombre de Constantinopla en 330, coexistiendo ambas ciudades como capitales imperiales.
El Imperio Romano continúo preparándose para enfrentar a las inmensamente grandes y poderosas tribus Germánicas hasta que en 378 se enfrentaron ambos ejércitos en la batalla de Adrianopolis, pero las legiones Romanas al mando del Emperador Flavio Julio Valente fueron aniquiladas, y hasta el mismo cayo en la batalla, “Su ejército fue arrasado y muchos cayeron muertos”, provocando gran inestabilidad en el Imperio.
Mas su sucesor el Emperador Teodosio, hábilmente logro firmar la paz con los Godos cuando incorporo su ejército al Ejército Imperial. Pero en el año 395 la muerte le sobrevino, y ante la falta de cohesión, el Imperio se dividió. Flavio Honorio, su hijo menor, heredo Occidente, con capital en Roma, y Arcadio su hijo mayor heredo Oriente con capital en Constantinopla.
La muerte del Emperador Teodosio genero inestabilidad en muchos sentidos, y los ejércitos Godos reaccionaron rompiendo su pacto con el Imperio, eligiendo rey a Alarico I, quien invadió Grecia y más tarde Italia, saqueando en 410 la ciudad de Roma.
Los Hérulos, otro antiguo pueblo Germano, se aliaron con los Godos en las expediciones merodeadoras. Algunos de ellos emigraron a Escandinavia y otros entraron como mercenarios en el Ejército Romano de Oriente. Un jefe hérulo,Odoacro, depuso al último Emperador Romano de Occidente, Rómulo Augústulo en el 476, y fue nombrado rey de Italia por sus propias tropas.
Pregunta clave. ¿Todas estas derrotas frente a los pueblos germánicos, hasta la caída de Roma, significaron el fin del Imperio Romano?
No. La decisión estratégica del Emperador Constantino de tener 2 capitales, una en Oriente y otra en Occidente aseguro la supervivencia del Imperio por largo tiempo, ya que el Imperio de Oriente permaneció hasta 1453. Con la historia en mano podemos asegurar que, a pesar de las victorias Germánicas, la esencia del Imperio Romano prevaleció desde la invulnerable Constantinopla, y desde ahí influencio de forma notable a las tribus Germánicas mediante la cultura y la religión. Otra poderosa razón de porque la conquista Goda no pudo capitalizarse sometiendo a todo el imperio Romano, fue que los Godos a su vez fueron víctimas de ataques mongoles, dividiéndolos en Ostrogodos y Visigodos.
Regresemos al año 474 con el Monarca Ostrogodo Teodorico que, tras diversos periodos de guerra y alianza con Imperio de Oriente, invadió Italia y mató a Odoacro Rey de los Hérulos en el 488 con el consentimiento del Emperador Zenón proclamándose rey, aunque la autoridad fue conferida a un Cónsul Romano. En el año 526 tras la muerte de Teodorico, la ruptura fue tan violenta, que en el 535 el Emperador de Oriente, Justiniano I, decidió tomar medidas drásticas. Inmediatamente tras su acceso al Trono Imperial inicio una política tendente a la restauración del Imperio Romano, cuya parte de Occidente se había perdido con las invasiones de los pueblos Bárbaros.
La frontera oriental del Imperio estaba asegurada mediante la paz eterna firmada con Persia en el 532. El gran general Belisario eliminó el desorden interno. Un ejército imperial marchó en el año 533 contra el reino vándalo del norte de África, reincorporando esta zona al Imperio en el 534.
Otro ejército atacó, en el año siguiente, a los Ostrogodos establecidos en Italia, sin embargo, éstos resistieron durante veinte años. Una tercera campaña militar, en esta ocasión realizada contra los Visigodos, permitió reconquistar el sureste de la península Ibérica. Así el antiguo territorio Romano en torno al Mediterráneo, excepto la Galia y gran parte de Hispania, formaba parte del Imperio en el momento de la muerte del Emperador Justiniano I, a pesar de que el año 540 se reanudo la guerra con Persia y a la gradual infiltración eslava en los Balcanes. Para el año 555 el Imperio Romano desde Oriente se fortaleció aún más, luego de destruir el poder de los ostrogodos de Italia.
En resumen, tal como se predijo en el versículo 26, la historia muestra que las Tribus Germánicas, arrasaron Roma “con un ejército Inmensamente Grande y Poderoso, provocando la muerte de muchos de sus soldados”. Pero contrario a lo esperado, el Imperio Romano sobrevivió desde la capital Oriental, recuperando con los años buena parte de sus dominios, permaneciendo como Rey del Norte.