Sección 6 - Dos Reyes.

Daniel 11:27

11:27

“Y en lo que respecta a estos dos reyes, su corazón se inclinara a hacer lo que es malo, y ellos se sentaran a una misma mesa diciéndose mentiras el uno al otro”.

Dos reyes. Por un lado, Constantinopla con su extraordinaria e infranqueable ubicación geográfica se convirtió en una ciudad inexpugnable. Inteligentemente evito las invasiones bárbaras mediante el pago de tributos, cuando seriamente se veía amenazada. Esta estabilidad permitió conservar la soberanía sobre los territorios conquistados, que anteriormente eran del Imperio de Occidente y que ahora reconocían formalmente al Emperador de Oriente, como su señor.

En contraste, la antigua capital Roma, vio su poderío militar desaparecer tras siglos de acoso hostil, convirtiéndose los Papas en figuras dominantes. Estos se vieron obligados a reconocer la autoridad del Imperio de Oriente, debido al acoso permanente de los Lombardos, aunque les molestaba la injerencia de las autoridades civiles y eclesiásticas de Constantinopla en las actividades de la Iglesia occidental.

La enemistad entre las dos ramas de la Iglesia alcanzó su punto crítico durante el reinado del Emperador Bizantino León III, (717-741) quien intentó abolir el uso de imágenes en las ceremonias cristianas. La resistencia del Papado al   decreto de León culminó en la ruptura con Constantinopla (730-732).

El Papado alimentó entonces el sueño de resucitar el Imperio de Occidente y asumir el liderazgo de ese futuro estado. Algunos papas estudiaron la posibilidad de embarcarse en el proyecto, más sin fuerza militar alguna ni administración de hecho, y en una situación de gran peligro por la hostilidad de los lombardos en Italia, la jerarquía eclesiástica abandonó la idea de un reino terrenal y comprendió que era más practico buscar la protección del reino más poderoso de Occidente, intercambiando reconocimiento por protección militar. Los gobernantes Francos ya habían probado su fidelidad a la Iglesia.

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