Daniel 11:33
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“Y los perspicaces de entre la gente harán entender a muchos. Durante unos días se les hará tropezar con espada y con fuego, con cautiverio y con saqueo”.
Otro gran ejemplo de valor lo dio Miguel Servet, quien fue consejero personal del Emperador Carlos V. Este no dudo en dar a conocer lo que aprendió de las Santas Escrituras. Impartió entendimiento, escribiendo algunas obras en las que demostraba que la doctrina de la Trinidad, el bautismo de infantes y otros sacramentos defendidos por el papado no tenían apoyo bíblico. El argumentaba que eran doctrinas de demonios. Aunque logro escapar de la España Católica y exiliarse, a su paso por Ginebra fue reconocido. Calvino promotor de la reforma, lejos de protegerlo, lo denunció a las autoridades e instigó su ejecución.
El 27 de octubre de 1553 fue quemado vivo en la hoguera con uno de sus libros atado al muslo mientras oraba a favor de sus enemigos y rehusaba retractarse. Impresionados por su gran valor, algunos espectadores llegaron a repudiar la doctrina de la Trinidad.
Muchos casos fueron documentados por la historia, que muestran cómo se hiso “tropezar con espada y con fuego, con cautiverio y saqueo. El 1 de enero de 1545, Francisco I promulgó el Decreto de Merindol y ordenó una cruzada contra los valdenses de Provenza. Muchos hombres fueron masacrados o enviados a galeras, las mujeres violadas antes de ser asesinadas, y sus pueblos saqueados. A algunos los venden como esclavos, y su tierra es confiscada. Sus bienes se venden a una décima parte de su precio para pagar a los soldados. La violencia fue tal, que se masacraron a más de 3.000 personas en cinco días y se envió a galeras a 670 hombres, a ambos lados de la montaña de Luberon.
No conformes con eso, los soldados destruyeron los cultivos, y exterminaron sus rebaños, provocando que un número indeterminado de campesinos murieran de hambre. Estas crueles atrocidades estremecieron a Europa. Sin embargo, Jean Maynier el comandante que orquestó la sanguinaria campaña, y presidente del Parlamento de Provenza recibió elogios del papa Pablo III y del Rey de Francia.
Otro caso documentado es la matanza de San Bartolomé en 1572. La rivalidad política entre católicos y protestantes franceses hugonotes provocó que Catalina de Medici y Carlos IX firmaran un tratado con los hugonotes en donde se les garantizaba la libertad de culto, lo que llevo a la pacificación y a relaciones cordiales, incluso invitaron a Coligny a la corte, donde gozó de gran influencia.
Cuando al fin lograron que los hugonotes se sintieran seguros, la noche del 23 de agosto de 1572, las autoridades municipales de París fueron convocadas a palacio. Entonces fue dada una señal de arrebato por las campanas de la iglesia de San Germán el auxerrois, y tras cerrar todas las puertas de la ciudad se les proporciono armas a los burgueses, que masacraron a los nobles protestantes expulsados del palacio del Louvre y fueron asesinados en las calles.
El almirante Coligny fue sacado por la fuerza de su lecho y arrojado a la calle por una ventana de palacio. Ya de madrugada, el pueblo empezó a perseguir a los protestantes por toda la ciudad. La matanza de miles de personas continuó durante varios días pese a las tentativas del rey por detenerla, durante la denominada “Noche de San Bartolomé”. El número de muertos se estima en 3.000 en París y de 10.000 a 20.000 en toda Francia. Una vez más, se les hizo Tropezar con espada y con fuego. Muchos eventos similares se repitieron por toda Europa, pero nos limitaremos a analizar solo estos.