Daniel 11:40 (Parte a)
11:40 (a)
“En el Tiempo del Fin, el Rey del Sur se envolverá en un conflicto* con él.
Nuevamente la profecía anticipo que el Rey del Sur se envolvería con el Rey del Norte en un conflicto. ¿Pero qué reino o nación estaría en posición de desafiar y entrar en conflicto con el poderoso Imperio Británico?
Repasando la misma profecía en el versículo 25, el Rey del Sur correspondió con las tribus Germánicas arrasando Roma según se predijo, en el siglo 4.
En el versículo 30 se anticipó como un renovado Rey del Norte el Sacro Imperio Romano, iría contra el Sur Germánico y esta vez seria humillado, en el siglo 16.
Para este versículo 40, se anticipa a un desafiante Rey del Sur, envolviéndose en un conflicto de grandes proporciones con el Rey del Norte. Como vimos en el versículo 36 el equilibrio de poder se trastoco cuando un Rey se ensalzo y desafío la autoridad de Roma, ensalzándose con éxito por encima de todos los dioses, convirtiéndose en el Imperio Británico.
Ya el siglo 20 ninguna de las potencias europeas quería una guerra mundial o de gran escala, prefiriendo resolver sus diferencias de otras maneras, temiendo todas al gran el poderío Británico o al Alemán y su enorme capacidad militar e industrial.
La potencia Germánica, consciente de que de manera gratuita había servido como factor estabilizador para el encumbramiento de Inglaterra, se resolvió a posicionarse como Potencia Mundial, con méritos y a nombre propio.
Esta manera de pensar encontró justificación en las obras de los más famosos pensadores de la época, Fichte y Friedrich Ernest Schleiermacher, mezclando el concepto del superhombre de Nietzsche con una glorificación romántica del pueblo alemán, desarrollando un concepto impetuoso de superioridad racial y contribuyendo al nacionalismo Alemán y al estallido de dos guerras mundiales.
El asesinato del archiduque Francisco Fernando, no fue más que una excusa. Alemania y Austria-Hungría eligieron el momento más conveniente, en el que estaban en mejor capacidad militar como para afrontar una guerra europea de potencias imperialistas, disputándose áreas de influencia y el dominio colonial. Todas consideraban a Alemania un rival peligroso. Específicamente, Francia deseaba recuperar Alsacia y Lorena, mientras Austria y Rusia temían la presión dentro de sus imperios tambaleantes
Pero Alemania presiono porque tenía su propio plan, envolviéndose en este proyecto militar, planeando derrotar al Ejército Frances en el oeste en poco tiempo, mientras una pequeña parte del Ejército alemán y todas las fuerzas austrohúngaras contenían la invasión rusa que se esperaba por el este. Se confiaba en vencer a Francia rápidamente gracias a la estrategia de la ‘guerra relámpago’. Su triunfo obtenido en 1915 consiguió que los rusos retrocedieran en Prusia oriental, Galitzia y Polonia, permitiéndoles centrar sus operaciones en el frente occidental para intentar concluir en 1916 la campaña en esta zona.
El nuevo gran aliado Británico, Estados Unidos mantenía una política de estricta neutralidad y estaba dispuesto a exportar sus mercancías a cualquier país, pero debido al bloqueo británico contra Alemania, Estados Unidos solo comerciaba con los aliados, que pudieron financiarlo inicialmente con la venta de Bonos y acciones estadounidenses propiedad de los británicos. Cuando eso se agotó, los británicos tomaron un gran préstamo de los bancos de Nueva York.
Cuando ese crédito se agotó a fines de 1916, se produjo una crisis financiera en Gran Bretaña a mitad de la Gran Guerra. Los expertos civiles y militares alemanes habían calculado que esta estrategia provocaría la derrota de Gran Bretaña en seis meses. Los estadounidenses planeaban continuar enviando dinero, alimentos y municiones, pero pronto se hizo evidente que revertir el curso de la guerra, precisaría de mucho más que provisiones.
La política de neutralidad estadounidense quedó modificada cuando Alemania anunció en enero de 1917 que a partir del 1 de febrero recurriría a la guerra submarina sin restricciones contra la flota británica y todas las embarcaciones que se dirigieran a esta nación. Fue entonces que el gran apego norteamericano a los británicos provoco que el 3 de febrero, Estados Unidos rompiera relaciones diplomáticas con Alemania, junto a Perú, Bolivia y Brasil.